
El martes 8 de abril, la comunidad educativa de Salesianos Alameda vivió un momento significativo de reflexión y aprendizaje durante los Buenos Días organizado por el Program
El objetivo de esta instancia fue promover la comprensión de esta neurodivergencia , avanzando hacia una sociedad más abierta, respetuosa e inclusiva , bajo el espíritu salesiano que nos recuerda que “la educación es cosa del corazón”.
Durante la jornada, se compartieron mensajes que invitaron a mirar con nuevos ojos la diversidad y el valor único de cada persona. Se hizo hincapié en que las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) sienten, piensan, se comunican y se relacionan de formas únicas. A veces necesita más apoyo; otras veces, simplemente se necesitan ser comprendidas.
El Padre Miguel Ramírez sdb , Coordinador del Área de Pastoral, entregó un profundo mensaje que conmovió a estudiantes y docentes:
"Esta es una oportunidad privilegiada para crecer como comunidad en sensibilidad, en conocimiento y, sobre todo, en amor. Cada persona con autismo lleva un tesoro en su interior, un don que Dios ha puesto allí con infinito cuidado. Como colegio salesiano, guiado por el corazón de Don Bosco, no podemos quedarnos indiferentes. Él nos enseñó a mirar a cada joven con ojos de fe y con un corazón que sabe acoger."
También llamó a los estudiantes a ser verdaderos compañeros, destacando que:
"El colegio es el lugar donde aprendemos a convivir, a ser comunidad, a crecer juntos. El autismo no es una barrera para la amistad, para el cariño ni para los sueños. Muchas veces basta con un gesto, una palabra amable, una sonrisa sincera o simplemente estar ahí, sin juzgar".
El Padre Miguel también reconoció la misión de los docentes, afirmando que:
“Su labor no es solo enseñar contenidos, sino formar corazones, abrir caminos de esperanza, adaptar metodologías, observar con atención, acompañar con ternura.”
Esta jornada fue un llamado a vivir con mayor empatía, construyendo un colegio donde cada estudiante se sienta valorado, acompañado y amado, tal como lo soñó Don Bosco